Ruta 506 está disponible en Apple Podcasts y en Spotify, y también lo podés escuchar a continuación.
Iremos anunciando las radios que la transmitan a medida que se sumen a nuestra "onda romántica".
En medio de su viaje, una falla mecánica en la camioneta de Magdalena la hace entrar en la estación de servicio de Ezequiel, que está sobre la Ruta 506. Nuestros protagonistas cruzan una primera mirada y el corazón de ambos da un vuelco.
Magdalena y Ezequiel disfrutan de una caminata bajo la luz de la luna. Él la invita a quedarse más tiempo para mostrarle el pueblo. Ella no sabe qué hacer, lo que si sabe es que después de haberlo conocido a Ezequiel, ya nada será como antes. La pregunta es: ¿Cómo será?
Magdalena, en una conversación telefónica con una amiga, reconoce haberse enamorado.
El repuesto no se consigue y el comportamiento de Ezequiel genera un malentendido que provoca un desencuentro entre ellos.
Magdalena se conecta con sus miedos y Ezequiel se refugia en su orgullo. Una vez que la camioneta está lista, ella deberá tomar una decisión.
Magdalena acepta la invitación de Ezequiel y juntos se lanzan a la aventura de conocerse.
Luego de un hermoso paseo por el pueblo, Magdalena le confiesa a Doña María, la dueña de la hostería, que Ezequiel le puso todo patas arriba y que por primera vez en su vida se va a dejar llevar.
Mientras Ezequiel atiende asuntos familiares, Magdalena y doña María disfrutan de una agradable velada con huéspedes.
A la medianoche, Ezequiel y Magdalena se encuentran. Bajo la luz de la luna, llega el primer beso.
Luego del primer beso, llega el segundo.
Un problema de Zacarías, que trabaja en la estación de servicio, los obliga a Ezequiel y Magdalena a cambiar sus planes.
Magdalena tiene una íntima conversación telefónica con su querida amiga Vero y le dice que siente que Ezequiel es el amor de su vida.
Por un malentendido Ezequiel le hace una escena de celos a Magdalena y ella, muy enojada, le pide la factura por el arreglo de la camioneta y decide irse del pueblo.
Magdalena, luego de hablar con doña María, recapacita y vuelve a la estación de servicio en son de paz. Ezequiel, una vez más la confronta con el impulso de salir corriendo, pero se contiene y se dispone a habitar la imperfección.
Reina, la madre de Ezequiel, en el primer encuentro que tiene con Magdalena en el kiosko de la estación de servicio, para alejarla de su hijo, le habla de una tal Gracielita. Esta vez es Magdalena la que le hace una escena de celos a Ezequiel.
Ezequiel y Magdalena disfrutan de una romántica velada de reconciliación. Ezequiel le confiesa que la estaba esperando y Magdalena que, a ciegas, lo estaba buscando.
Luego del primer encuentro íntimo, Ezequiel y Magdalena confirman la certeza de ser el uno para el otro, pero, cuando Magdalena trata de imaginar su vida en el pueblo, se angustia y, sincera, lo encara a Ezequiel para decirle que no cree lo que relación entre ellos pueda funcionar.
Ezequiel no puede creer que Magdalena ponga en duda la relación.
Ella le da vueltas al asunto, pero no vislumbra una salida. Finalmente, Ezequiel le hace una propuesta que resulta ser, para ella, lo más alejado a una solución.
Ezequiel se da cuenta que metió la pata con Magdalena. Ninguno duda de lo que siente, pero las diferencias son claras. Magdalena dice: “No se puede ser nómade y sedentario a la vez”. Haciendo buena letra, Ezequiel le propone que vayan despacio y Magdalena, aliviada, accede.
Ezequiel tiene asuntos familiares que atender y Magdalena decide ir a ver a sus padres. Los argumentos de ambos justifican lo que están haciendo, pero íntimamente no quieren separarse.
Luego de la despedida, Ezequiel, alentado por su abuela, se concentra en hacer cambios para mejorar la situación familiar, y Magdalena, conectada con la alegría de andar, deja de pensar en Ezequiel.
Ezequiel llama a Magdalena, pero ella, entretenida con sus padres que no dejan de mimarla, no escucha el celular. Cuando Magdalena le devuelve la llamada, Ezequiel, que dejó cargando el celular mientras participa en una cena familiar, no contesta.
Luego de la cena familiar, Ezequiel acompaña a Gracielita, su noviecita de la infancia, que la madre invitó a cenar para que su hijo se olvidé de Magdalena.
Luego de diez días, Magdalena decide regresar el pueblo y, al entrar a la estación de servicio, se lleva una fea sorpresa.
Furiosa por lo que vio, Magdalena deja la estación y se refugia en la hostería de doña María. Ezequiel va tras ella e intenta aclarar las cosas,
Ezequiel le anuncia a la familia que se tomará unas vacaciones y su partida con Magdalena provoca un revuelo en la estación de servicio. Para que él conozca la forma de vida de Magdalena, Ezequiel la acompaña a dar el taller.
Mientras contemplan las estrellas dispuestos a pasar la noche a la intemperie, Magdalena recibe una llamada.
Sin que Magdalena lo vea, Ezequiel, fascinado, la escucha dar el taller. Luego de pasar un hermoso día junto a la gente que los recibió muy cálidamente, deciden volver al pueblo porque los padres de Magdalena fueron de sorpresa. En la ruta Ezequiel recibe una llamada que los preocupa.
Una vez que llegan al pueblo, Magdalena va a la hostería a encontrarse con sus padres y Ezequiel a su casa. En la cocina, mientras escucha los relatos de la familia sobre el paradero del hermano, luego de una noche afuera, siente que ya no es el mismo.
Todos se encuentran en la estación de servicio que literalmente está de fiesta. ¡Hasta Vero viajó toda la noche con Javier para estar presentes!
Ya en la noche, Ezequiel y Magdalena caminan por el borde de la Ruta 506 y hacen un acuerdo que promete crecimiento, desafíos, aprendizajes, negociaciones, momentos de incertidumbre y momentos de certezas. En síntesis, todo lo que trae la aventura de formar una pareja.
¡¡¡Y colorín colorado, este cuento se ha acabado!!!
Si se quedaron con ganas de más romance...
no se preocupen que ¡ALGO nuevo se está viniendo!